Mauricio intenta limpiar el vertido mientras busca responsables, es hora de ponerles nombre a las olas de calor y la sobreexplotación de los mares es cosa de China.
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¿QUÉ SALIÓ MAL?

El vertido en las costas de Mauricio plantea muchas dudas sobre si pudo prevenirse el desastre (o, al menos, manejarse mejor). Lo cierto es que el gobierno ha recibido ayuda económica y asistencia técnica para evitar un accidente como el del Wakashio durante los últimos 20 años. Aun así, nadie dio la voz de alarma para avisar al carguero de que su rumbo era arriesgado y las autoridades tardaron casi 10 días en vaciar el barco, algo que finalmente hicieron justo antes de que se partiese en dos.

Sunil Kumar Nandeshwar y Tilak Ratna Suboda, capitán y primer oficial del Wakashio, han sido arrestados. Según los medios locales, las primeras investigaciones parecen indicar que la tripulación estaba celebrando una fiesta de cumpleaños a bordo en la noche en la que el barco se desvió de su rumbo (algo que no se podrá confirmar hasta examinar la caja negra).

Como os contábamos la semana pasada, el incidente ha provocado un vertido de más de 1000 toneladas de combustible y se considera una de las peores catástrofes ecológicas en la historia reciente de la isla. Los científicos creen que pasarán décadas hasta que la biodiversidad se recupere del todo.

    SIN AIRE ACONDICIONADO

    La década más calurosa de la historia no podía terminar sin su propio récord. Los termómetros del Valle de la Muerte (California) registraron el pasado 16 de agosto una temperatura de 54,4 grados Celsius. La Organización Meteorológica Mundial todavía tiene que confirmar el dato de la que sería la mayor temperatura medida en la Tierra en casi un siglo (desde 1931).

    Además de titulares, la ola de calor que sufre California nos deja una serie de imágenes sobre las consecuencias del cambio climático. Millones de familias sufren cortes de electricidad intermitentes para evitar el colapso de la red ante la elevada demanda de energía generada por los aparatos de aire acondicionado. Y la agencia meteorológica estadounidense advierte de que los incendios, cada vez más extensos, pueden venir acompañados de tornados de fuego.

    Ante el impacto de los episodios de calor extremo, la Extreme Heat Resilience Alliance pide que empecemos a ponerles nombre a las olas de calor más fuertes de la misma manera que hacemos con los huracanes.

    • La temporada de incendios en Brasil ha empezado con fuerza. A pesar de la prohibición de hacer fuego, el país ha registrado 20 473 focos activos entre el 15 de julio y el 14 de agosto.
    • La historia de los incendios del Amazonas es también una historia de pobreza y malas prácticas agrícolas por falta de recursos. Los agricultores locales usan el fuego como técnica de limpieza y fertilización, pero, bajo las actuales condiciones climáticas, no son capaces de controlarlo.
    • Más al norte, en Guatemala, los guardianes de la selva maya demuestran que el bosque se puede gestionar de forma sostenible, con beneficios económicos, a pesar de las presiones de los narcotraficantes y la falta de apoyo del estado.

      Sin apenas espectadores

      Como cada año, cerca de un millón y medio de ñus cruza el río Mara, en Kenia, tras recorrer miles de kilómetros desde las llanuras del Serengeti, en Tanzania. Esta vez, la Gran Migración no ha tenido apenas espectadores por la pandemia.

      LA GUERRA DEL CALAMAR

      Las sanciones de Naciones Unidas a Corea del Norte prohíben que cualquier barco extranjero pesque en sus aguas. Sin embargo, más de 800 pesqueros chinos se saltan las prohibiciones de forma habitual, según una investigación en base a imágenes satelitales

      La pesca indiscriminada en la zona ha provocado un descenso del 70 % en las reservas de calamar, una especie fundamental para la supervivencia de los pescadores artesanales coreanos. Estos se aventuran cada vez más lejos de la costa en busca de alimento, poniendo en riesgo su vida.

      La situación se repite en otras zonas de Asia y en América Latina, en donde las incursiones de los barcos chinos son cada vez más habituales. Sus prioridades son el calamar y otras especies con las que elaborar pienso para acuicultura.

      Un nuevo informe señala que China es responsable de la mitad de la actividad pesquera del mundo y tiene 17 000 barcos operando en alta mar. Así, liga la sobreexplotación de los mares al auge de la flota del gigante asiático, aunque no se olvida de señalar las prácticas de otros países, como Japón o España (los dos estados que más dinero público invierten en pesca de altura).

            En pocas líneas

            • El cambio climático amenaza con pasar factura al canal de Panamá: tanto el exceso como la ausencia de lluvias afectan a su funcionamiento. La empresa que opera el canal ya ha implantado una tasa a las navieras en función del nivel que tienen las aguas cuando lo cruzan.
            • Las lluvias del último invierno han dejado al descubierto rastros de elefantes europeos y otros grandes mamíferos de hace 125 000 años en la costa de Huelva.
            • Un nuevo estudio del Centro Oceanográfico Nacional de Reino Unido señala que los océanos tienen mucho más plástico del estimado. Sus resultados permiten calcular que solo en el Atlántico hay unos 200 millones de toneladas de plásticos y microplásticos en suspensión.
            • Las autoridades de Botsuana siguen sin saber por qué se mueren los elefantes (van cerca de 400). Los últimos análisis descartan el envenenamiento por pesticidas y fertilizantes y la presencia de enfermedades provocadas por virus o bacterias conocidas.
            • Pudo ser un cambio climático del pasado, y no la caza humana, lo que llevó a la extinción a los rinocerontes lanudos y otras especies de la megafauna de la Edad de Hielo.
            • La musaraña elefante de Somalia (que tiene más de elefante que de musaraña) se deja ver tras pasar medio siglo sin dar señales de vida. Es capaz de correr a 30 kilómetros por hora y se alimenta de hormigas, que aspira con su trompa.

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