En la Amazonía colombiana, el resguardo indígena Andoque de Aduche enfrenta el reto de superar la pobreza energética en un entorno donde las condiciones climáticas y geográficas extremas dificultan el acceso a la conexión eléctrica. Ante esta situación, los Andoque, a través de la financiación climática mediante un proyecto REDD+, han encontrado una oportunidad para transformar su realidad y vincular esta financiación con una transición energética justa.
Los recursos generados por la venta de bonos de carbono permitieron instalar 220 paneles solares, mejorando la calidad de vida de sus habitantes e impulsando iniciativas productivas, como carpinterías y centros de conectividad. La energía solar iluminó malocas, escuelas y espacios comunitarios, contribuyendo a un modelo de desarrollo autónomo.
Sin embargo, este avance ha enfrentado desafíos. Las lluvias intensas y los rayos en la región dañaron equipos costosos, resaltando la necesidad de adoptar tecnologías más resistentes y adaptadas a las condiciones locales. El modelo REDD+ implementado por el resguardo Andoke tiene autonomía en la priorización de proyectos de desarrollo, ejecución y administración de los recursos destinados al bienestar colectivo. Los recursos se invierten en gobernanza, proyectos productivos, y monitoreo territorial. Esto refuerza la autonomía de la comunidad y evita la dependencia de actores externos.
A pesar de los beneficios económicos —7,000 millones de pesos generados, de los cuales el 20% se invirtió en energía—, algunos expertos, como Mateo Estrada de OPIAC, advierten sobre los riesgos de los mercados de carbono, que podrían afectar los modos de vida tradicionales. El caso del resguardo Andoke demuestra que la financiación climática puede ser útil para una transición energética, pero que es necesario abordar los desafíos como la gestión de residuos tecnológicos y la regulación de los mercados de carbono ante los problemas registrados en diversos casos alrededor del mundo.
Te invito a conocer más detalles en el siguiente artículo.
|