En las últimas semanas se ha hablado mucho del hidrógeno verde en Chile. La causa del revuelo fue el comunicado de las empresas Enel y HIF del pasado 6 de octubre, donde anunciaban el retiro de su proyecto de parque eólico Faro del Sur del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), donde lo habían ingresado a principio de agosto.
Los 65 aerogeneradores que Faro del Sur propone instalar en la Región de Magallanes, con un presupuesto de 500 millones de dólares, deberían garantizar la energía eléctrica necesaria para producir hidrógeno verde a través de la electrólisis. Chile está apostando al desarrollo de esta industria para cumplir con sus compromisos de carbono neutralidad al 2050, por lo que este proyecto, uno de los primeros en su tipo, es clave.
Aunque la noticia del retiro fue sorpresiva, el propio SEA había recibido más de 20 observaciones críticas al proyecto desde distintos organismos estatales, que apuntaban a la falta de información del proyecto, mediciones no objetivas de cómo iba a afectar a la fauna nativa y omisiones claves sobre los impactos a aves migratorias, y un posible aumento de emisiones de material particulado.
Recibir observaciones, incluso retirar y volver a ingresar un proyecto al SEA, es común en el proceso de evaluación ambiental. Pero esta vez el hecho fue comentado por diputados, autoridades ambientales, ministros y ex ministros, y hasta por el padre del presidente, Luis Boric. Enel y HIF dejaron en claro que les estaban haciendo “exigencias excepcionales” que “sobrepasan el estándar habitual”.
El debate se desató en los medios, con dos frentes contrapuestos, pero ¿qué está en juego? Hay muchos enfoques posibles para responder a esta pregunta. Al ser un tema complejo, las y los periodistas podemos abordarlo desde distintos ángulos. Aquí te presentamos algunos:
- El mercado mundial del hidrógeno
Una de las reglas de oro del periodismo de investigación es seguir la ruta del dinero. El consorcio de empresas que quiere producir hidrógeno con la energía eólica de Faro del Sur incluye a Porsche, Siemens y hasta al gobierno alemán. ¿Cuáles son los acuerdos comerciales ya estipulados con empresas y Estados del Norte global para su transición energética? ¿Cuáles son los compromisos ya tomados por las instituciones públicas chilenas?
El debate muestra que el hidrógeno verde, además de su potencial para contribuir a la descarbonización, puede convertirse en un enorme negocio. Pero todavía no existe un mercado del hidrógeno: falta investigación y demanda masiva para abaratar los costos de producción, y las tecnologías para las aplicaciones del hidrógeno como insumo energético no están maduras. ¿Cómo se está planificando la producción de hidrógeno verde a nivel mundial? ¿Hay procesos similares en los países de América Latina? ¿Quienes los dirigen son los mismos actores económicos?
- ¿Será el hidrógeno verde la energía del futuro?
Para liberar el hidrógeno, que en la naturaleza se encuentra asociado a otros elementos, se necesita energía. Por lo tanto, usarlo como vector energético tiene sentido sólo si la energía que se obtiene es mayor de la que se gasta en el proceso, y si su utilización no genera el daño ambiental asociado a los combustibles fósiles. El hidrógeno verde ha sido bautizado por la prensa como la “energía del futuro”, pero poco se sabe de cuáles serán sus usos e implicaciones. Explorar esta dimensión significa contribuir a la divulgación científica y, al mismo tiempo, desmentir las falsas soluciones “verdes”.
- Hacia una transformación integral
La mayor apuesta de la transición energética es que no sea la mera sustitución de una tecnología por otra, sino que impulse un cambio en las estructuras sociales y de consumo. ¿De qué manera el hidrógeno verde puede contribuir a avanzar en esta dirección? ¿Cuáles son los ejemplos virtuosos, los caminos a seguir, y los estudios que proponen una alternativa al negocio transnacional del hidrógeno a gran escala?
El periodismo puede ayudar a responder éstas y otras interrogantes para una ciudadanía que demanda claridad y cambios reales.
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