UN SUSTENTO DESATENDIDO
Nematodos, lombrices, mamíferos, algas, hongos y multitud de organismos unicelulares. Los seres que habitan el suelo conforman el 25 % de la biodiversidad global y crean una compleja red de microhábitats de los que depende el resto de la vida terrestre.
El suelo y sus habitantes son capaces de liberar los nutrientes que alimentan las plantas, filtrar y degradar contaminantes y controlar y prevenir plagas. También desempeñan un papel clave en la fijación de carbono y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Sin embargo, la salud de los suelos se ve cada vez más amenazada por actividades humanas como la agricultura y la deforestación. Además, sufre las consecuencias del cambio climático y otros fenómenos naturales. El pasado día 5 de diciembre se celebró el Día Mundial del Suelo, que la FAO aprovechó para recordar la necesidad de contemplar a estos “grandes olvidados” en los planes de desarrollo sostenible.
"Los suelos no solo son la base de los sistemas agroalimentarios y donde se produce el 95 % de los alimentos que consumimos, sino que su salud y biodiversidad también resultan esenciales para los esfuerzos destinados a erradicar el hambre y lograr sistemas agroalimentarios sostenibles", declaró Qu Dongyu, director general de la FAO.
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