Como Francisco comentó en la edición de la semana pasada de Click Climático, esta COP29 tiene el foco puesto en el financiamiento, específicamente en la definición de la NCQG. Sin embargo, la cita también es clave para la actualización de las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDCs por sus siglas en inglés), los compromisos climáticos de cada país.
Si bien el plazo para actualizar la NDC no es hasta febrero de 2025, ya algunos países se adelantaron e hicieron sus anuncios en Bakú, aprovechando el ruido climático que viaja desde Azerbaiyán hasta las salas de redacción de todo el mundo. Sin embargo, entregar el examen primero no significa necesariamente tener la mejor nota.
Por eso es necesario hablar del ciclo de ambición climática:
Cada cinco años, los países deben presentar sus planes para reducir emisiones, y, cada dos, informar sobre sus avances. Esto permite a la comunidad global evaluar el progreso y ajustar las metas. El mecanismo utiliza tres instrumentos clave:
¿En qué momento estamos? En la actualización de las NDCs (con límite para febrero de 2025) y la primera entrega de los reportes bienales de transparencia (para diciembre de este año).
Con las NDCs, los países demuestran que sus planes pueden ser más ambiciosos y que están alineados con la meta de los 1.5°C (o no 🙁). La última actualización fue en 2020 y ahora deben hacerlo de nuevo para empezar a ejecutar en 2025.
¿Qué ha pasado en la COP29? Al cierre de esta edición, solo dos países han presentado su actualización de compromisos: Emiratos Árabes Unidos (UAE) y Brasil.
Diana Barba, del equipo de Diplomacia Climática de Transforma, nos deja esta reflexión con respecto a lo que estos países pusieron sobre la mesa: “Brasil y Emiratos Árabes Unidos se habían comprometido a presentar sus NDC con antelación o durante la COP29 por ser presidencias de la troika (presidencias entrante, actual y saliente). Si bien estas dos NDC representan una progresión y mayor ambición con respecto a las anteriores, sus metas aún no se encuentran alineadas con el objetivo de no superar los 1.5°C de aumento de temperatura. Más grave aún, se evidencia una total ausencia de una meta que le haga entender al mundo cómo van a hacer una transición lejos de la economía fósil. Por ser países petroleros, se lo deben al mundo y a las futuras generaciones”.
Desde la perspectiva latinoamericana, debemos darle seguimiento a las actualizaciones de las NDC: Como una región altamente vulnerable al cambio climático, pero que a la vez hace su mayor esfuerzo para contribuir a la reducción global de emisiones, tenemos la autoridad moral de exigir a los mayores emisores que reduzcan sus emisiones de manera profunda y acelerada pues lo hecho hasta ahora ha sido insuficiente.
América Latina necesita que los gobiernos alinean sus planes de desarrollo desde una perspectiva resiliente y justa, con acciones claras, concretas y medibles de cómo se van a alejar de la producción y consumo de combustibles fósiles, cómo se van a adaptar a los efectos del cambio climático y cómo van a financiar sus acciones para asegurar que sus habitantes puedan tener un futuro viable.
El espacio se queda corto para hablar a profundidad, por eso les comparto material de utilidad para darle cobertura al tema:
Y por último, ¡no te pierdas la cobertura en terreno del equipo de Climate Tracker en Bakú!
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