El Vale do Jequitinhonha, ubicado en la provincia de Minas Gerais, ha vivido muchos cambios desde que empezó la carrera por la descarbonización. Allí se encuentra una de las mayores reservas de litio del país, y tras un decreto firmado en 2022 por el expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, las empresas mineras extranjeras han comenzado a interesarse en la explotación del mineral en la región, generando preocupación entre los habitantes, en su mayoría de comunidades de pueblos originarios.
Con una empresa canadiense ya instalada, la población se ha quejado de problemas como la sensación de inseguridad, la sobrecarga de los servicios públicos y la contaminación causada por el polvo emitido por la minería, señalado como responsable de problemas respiratorios.
Además, las comunidades denuncian no haber sido consultadas ni informadas aún sobre la explotación del mineral, lo que va en contra del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), del cual Brasil es signatario. Según esta normativa, las comunidades tradicionales tienen derecho a una consulta libre, previa e informada antes de la instalación de cualquier emprendimiento que afecte sus territorios.
El interés por la explotación del litio ha sido parte de los programas de los gobiernos locales y federales. A nivel provincial, el gobernador Romeu Zema creó un proyecto llamado “Vale do Lítio”, que busca nuevos inversores para la región. A nivel federal, el gobierno del actual presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha lanzado un programa que estima una inversión de R$ 15 mil millones (cerca de US$ 2,75 mil millones) hasta 2030 en la producción del mineral. Aún no se tienen detalles de cómo se implementará este programa.
La reducción de emisiones de carbono es un compromiso de varios países para limitar el aumento de la temperatura global, y el litio brasileño puede ser un aliado. Pero para una transición energética justa, las voces de los territorios deben ser escuchadas. En este reportaje te invito a conocer la historia.
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