Lo que para sus detractores era una lucha de cuatro ambientalistas, se convirtió en la decisión de más de cinco millones de personas. La opción del “Sí”, que implicaba detener la explotación petrolera en el bloque 43 (ITT) del Yasuní, recibió más votos que cualquiera de los ocho candidatos presidenciales.
Esta lucha se inició hace 10 años, cuando indígenas y el colectivo Yasunidos trazaron la ruta para evitar la extracción de petróleo en el área protegida más grande del país. 400,000 de las más de 700,000 firmas que recolectaron para solicitar una consulta popular fueron invalidadas en 2014. Finalmente, en 2023, la Corte Constitucional reconoció que cumplían con los requisitos para preguntar a la población si estaba de acuerdo con dejar el crudo bajo tierra de forma indefinida.
La noticia se conoció en el extranjero y logró incluso unir a los superhéroes de Marvel y DC en una misma causa. Actores como Jason Momoa (Aquaman) y Mark Ruffalo (Hulk) pedían apoyo a escala internacional, mientras localmente las noticias y los pronunciamientos del gobierno se enfocaban en el perjuicio económico para el Estado.
Las cifras hasta ahora no son claras. Según Petroecuador, en este bloque se generaban USD 1, 200 millones anuales, pero otros economistas se refieren a USD 500 millones. Los defensores del Yasuní explican que son menos de 250 millones, que se pueden obtener de otras fuentes, como las exoneraciones, incentivos y beneficios tributarios que se otorgan cada año. Tampoco es claro el destino de estos recursos. La explotación petrolera está desde hace más de 50 años en la Amazonía ecuatoriana y, paradójicamente, es la región con los índices más altos de pobreza.
Fernando Santos Alvite, ministro de Energía, declaró que “Ecuador no puede vivir de pajaritos”. Sin embargo, el 58,96% de ecuatorianos votó por salvar a las más de 600 especies de aves, 200 especies de mamíferos, 100 mil variedades de insectos por hectárea y 2,000 especies de árboles que viven en esta zona. También decidieron respetar a los Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario (PIAV) y tomaron la primera acción concreta hacia la carbono neutralidad, que es la meta del mundo al 2050. A esto se suma que los habitantes de Quito, la capital, votaron para prohibir la minería metálica, en todas sus escalas, en la Reserva de Biósfera del Chocó Andino.
Con esta decisión, llegan nuevos retos. En el caso del Yasuní, la Corte establece que Petroecuador, “en el término de un año” (sin contar fines de semana y feriados) debe realizar un “retiro progresivo y ordenado de toda actividad relacionada a la extracción de petróleo”. Es decir, deben detener la explotación y ya no podrán efectuar nuevos contratos extractivos en el bloque o construir más pozos. No implica que en este año y medio desmonte toda su infraestructura.
En este periodo deberán adoptar medidas inmediatas para la reparación de la naturaleza y la protección de los territorios de los PIAV. Organizaciones ambientales y representantes de pueblos indígenas se mantendrán vigilantes. Además, proponen la creación de un observatorio para constatar que la empresa estatal cumpla con sus obligaciones y exista una remediación ambiental.
Analistas han empezado a hablar sobre otras fuentes de ingresos, como la focalización del subsidio al diésel. El verdadero desafío es buscar nuevos ingresos para impulsar la transición energética, sin olvidar que sea justa. Este será una de los retos para el próximo Presidente: Daniel Noboa o Luisa González. El primero se ha expresado a favor del “sí”, a diferencia de González que ha defendido el “no”.
Mientras tanto, el gobierno actual se niega a aceptar los resultados, y dice que continuará operando, aunque la pregunta establece que deben detener las actividades de forma inmediata. El Ministro de Energía, sigue en busca de mecanismos legales para extraer el petróleo del ITT.
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