El héroe disfrazado
Hablemos de Stephen Curry.
Sus ejecuciones no vienen precedidas de esfuerzos sobrehumanos al estilo Giannis, Jordan, LeBron o Kobe. No arrolla al rival en lo físico. No va al poste. No hace tapones descomunales. No captura rebotes dramáticos por encima de tres rivales. No es capaz de hacer un mate.
Su altura roza el metro noventa. Sus músculos, trabajados, son poquita cosa cuando los comparas con los que le sacan diez, quince o veinte centímetros. No puede ser el macho alfa que se pega puñetazos en el pecho ya que cualquier descerebrado podría llevárselo por delante si se lo propusiese.
Durante la primera parte de su carrera Mark Jackson y Steve Kerr le escondían en defensa por las evidentes carencias que tenía en ese apartado. Ese sambenito se le quedó colgado pese a que lleva años resistiendo cargas de jugadores más altos que él, aguantando la posición y robando balones en cuanto el atacante se descuida. Que le pregunten a Tatum.
Su ego es limitado, no infinito. Se juntó con Kevin Durant y le cedió protagonismo atrayendo defensas para que su compañero disfrutase de tiros más plácidos entre 2016 y 2019. Después de tres años de ausencia volvió a jugar playoffs en 2022 y los cuatro primeros partidos salió de suplente…
Y lo que hace de fábula —meter canastas— lo lleva a cabo con tal fluidez que aparentemente resulta demasiado sencillo, como si lo pudiera realizar cualquiera que se lo propusiese.
¡Lo difícil es meter un dos más uno con tres tíos colgados de tu brazo! ¡Lo heroico es anotar la canasta sobre la bocina! ¡Las estrellas siempre son titulares y ganan el MVP!
Por todo lo anterior Stephen Curry no había conseguido un MVP de las Finales hasta la semana pasada.
Porque es menos fuerte que Iguodala. Porque su 26-6-5 con un 44% en tiros de campo en 2015 valía menos que, por ejemplo, el 26-10-2 con un 41% de Nowitzki en 2011. Porque Durant lanzaba solo y él no. Porque siempre prioriza lo colectivo sobre lo individual. Porque grita menos que Green. Porque manipula las defensas mientras miramos a otro lado. Porque a él no le hace falta tirar 35 veces como hizo Jordan en su último partido con los Bulls (15/35, yikes).
Dos veces máximo anotador de la liga. Ocho veces All-NBA. Líder histórico en triples. Miembro del NBA75. Dos MVP de regular season. Cinco veces había disputado unas Finales. Tres anillos tenía en su mano. Ningún MVP de la serie definitiva adornaba las vitrinas de su casa.
A la sexta fue la vencida.
¿Por qué tardó tanto en conseguirlo? Porque a la vez que es uno de los grandes de la historia del baloncesto, se disfraza de paisano y no somos capaces de visualizar toda su grandeza, la cual resulta constante y en todos los aspectos del juego.
Entono el mea culpa. Yo también soy ciego. Un poco idiota tal vez.
Stephen Curry no parece un héroe. Pero lo es.
PD: En el siguiente episodio de esta semana Warriors, Celtics, más Curry y más de otras cosas.
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