En 2016, al finalizar una manifestación para exigir mayor seguridad a las autoridades municipales, los habitantes de la comunidad de Cuetzalan del Progreso, en la Sierra Norte de Puebla, México, hicieron una toma simbólica en el terreno concesionado por la Comisión Estatal de Electricidad (CFE), la cual pretendía construir una subestación de energía, sin haber hecho una consulta, previa, libre e informada y pasando por alto el Ordenamiento Territorial que tiene la comunidad.
Por lo tanto, montaron un campamento que duró diez meses, tiempo que les permitió informarse, capacitarse y reflexionar sobre las actuales formas de hacer energía y cuestionarse cómo ellos podían generarla, apelando a la justicia social y ambiental y tomando en cuenta los saberes nahuas y totonakus. Desde esas reflexiones impulsan la soberanía y la transición energética justa en la comunidad a través de la energía solar.
Durante años, esta comunidad le ha cerrado las puertas a proyectos convencionales que han tratado de instalarse en su territorio. De esa manera, buscan desarrollar proyectos de vida para lograr el yeknemilis o el buen vivir. Su lucha histórica y sus voces han sido ejemplos de resistencia y de alternativas frente al cambio climático, además de visibilizar otras formas de hacer y gestionar la energía.
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