La ola de calor que golpeó a algunas regiones brasileñas en las dos últimas semanas de septiembre llevó el consumo de energía a niveles récord, como muestran los datos del Operador Nacional del Sistema Eléctrico Brasileño (ONS).
En la primera semana, la carga del Sistema Interconectado Nacional llegó a 73,5 MW promedio, un récord para el mes. La alta media todavía se dará a conocer, pero la última estimación es que el consumo ha sido casi un 6% mayor que en el mismo período del año pasado.
En la ciudad de São Paulo los termómetros marcaron 36,5º C - la quinta mayor temperatura de la historia. El récord en el período fue en la ciudad de Paranaíba, en Mato Grosso do Sul: 42,1º C.
Aunque la población brasileña está adaptada al calor, los efectos se sintieron y la insatisfacción fue general. En uno de los e-commerces más populares del país, la venta de ventiladores aumentó un 200%. En varias escuelas las clases fueron suspendidas. Los ayuntamientos adoptaron medidas dirigidas a las personas sin hogar y también a quienes necesitaban movilizarse por distintos motivos. Entre ellas, la distribución de agua y frutas frescas, el montaje de tiendas para que hubiera sombra y fuentes de agua conectadas en las plazas.
La ciudad de São Paulo publicó un decreto creando un plan de contingencia para situaciones de altas temperaturas. Es un protocolo de acción que se tomará cuando los termómetros alcancen los 32º.
La ola de calor fue causada por una gran masa de aire caliente y seco, y por la combinación de la influencia de El Niño y el cambio climático global.
Otro evento extremo asociado al cambio climático fue enfrentado por la población del sur del país. A principios de septiembre, el paso de un ciclón extratropical en la región causó varias inundaciones y resultó en 50 muertes.
Esto nos recuerda que, como sostiene el último informe del IPCC, estamos ante una ventana de oportunidad que se está cerrando. La acción climática es más urgente que nunca para mitigar y evitar eventos extremos como las olas de calor, entre tantos otros fenómenos que suelen afectar a quienes menos han contribuido a esta crisis.
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