Desde la ciencia se dice que el agua llegó a la Tierra al estar presente en el interior de asteroides que chocaron con nuestro planeta. Pero basta una boca seca para saber que sin agua la vida se desvanece: los humanos no podemos producir aquello traído por los astros. Hasta se ha vuelto común escuchar “el agua es vida”, pero en territorios minados y en la llamada “era de la industrialización” boliviana, el cuidado del agua no es una prioridad.
Se ha expuesto cómo la extracción del litio no sólo puede contaminar las fuentes de agua dulce, sino disminuir las cantidades disponibles para quienes viven en las zonas extractivas. Menos agua para el ganado, para los cultivos, para beber, esta disminución podría ser fatal en contextos de sequía como la que atraviesa el altiplano.
En Salinas, municipio aledaño al Salar de Coipasa (Oruro), la incertidumbre sobre el futuro del agua es mayor porque todavía se está en etapas piloto de extracción. Es decir, el consumo hídrico necesario para una escala industrial es desconocido. En noviembre se anunció que la nueva planta experimental de Coipasa tendría los primeros resultados de las pruebas de Extracción Directa de Litio (EDL), una tecnología que parece tener el riesgo de emplear más agua dulce.
No es posible saber si estos resultados, que además aún no han sido difundidos, contemplan una investigación rigurosa sobre los efectos que tiene este tipo de minería sobre las hidrografías de los salares. En caso que hayan dichos estudios, queda la pregunta sobre las formas de difundir esa información en los territorios y las implicaciones que esto podría tener en la percepción local sobre la minería del litio.
Son siete los salares bolivianos en la mira: Coipasa, Uyuni, Pastos Grandes, Capina, Cañapa, Chiguana y Empexa. 38 empresas internacionales muestran el interés de explotación. No sabemos si el cuidado del agua y la participación activa de las personas que habitan los salares son criterios relevantes para escoger propuestas. Las experiencias del extractivismo cuentan que esto ha sido constantemente desechado como algo importante.
Tal como se ha abordado en el especial #HablemosDeLitio, donde te contamos 9 historias de Argentina, Bolivia y Chile, las aguas y la salud de cuerpos han sido sacrificados por la minería.
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