No me fío

10 de febrero de 2022

No sé ni por dónde empezar. Hoy ha habido diez traspasos. Tal vez más o tal vez menos, pero es que resulta difícil atender a todos.

Y como son tantos solo voy a hablar de uno de ellos. Ya te imaginas de cuál.

Vamos allá. Vamos con la madre del cordero.

James Harden (extendiendo su contrato hasta 2023) ha sido traspasado a Philadelphia a cambio de Ben Simmons (y Seth Curry, rondas y uno de los pívots más patosos que he visto en la NBA en el Siglo XXI, el señor Dramón. Que me cae bien el señor Drummond, pero es que no puedo verle jugar, es el elefante en la cacharrería).

¿Valoración del traspaso? Bien. Fantástico. A corto plazo mejoran ambos equipos. Ambos refuerzan su postura de luchar por el anillo. Harden y Simmons tan contentos por salir de donde estaban. Los aficionados nos relamemos con una nueva rivalidad y dos equipos obligados a ir a por todas. Miel sobre hojuelas.

Descorchen el champán.

Ahora bien, hay tantos ángulos desde donde analizar esto que no sé ni por dónde empezar.

Primero, un requiem por los Nets del Big Three.

Dieciséis partidos juntos han jugado Harden, Kyrie y Durant. Dieciséis. 13-3 fue su marca. Ya no existen. Han sido algo efímero. O ni eso. Una promesa incumplida. El equipo más dotado ofensivamente de todos los tiempos apenas ha mostrado nada. Podían haber sido una mini dinastía muy recordada. No han sido más que un elemento del infotainment y, sinceramente, creo que las lesiones y el COVID han tenido mucho más que ver que los egos en lo que a su final se refiere. También influyó que Kevin Durant calce una talla 51, no lo olvides.

Volvamos al presente y echemos un ojo al futuro.

Los 76ers, uno de los mejores equipos del Este, mejoran porque Simmons no jugaba y se supone que Harden es mejor que Seth Curry. Si Harden está fino y mezcla con Embiid, ojo qué equipo hay ahí.

Ahora después volveré sobre eso de «Si Harden está fino y mezcla con Embiid».

Sigo.

Los Nets, uno de los mejores equipos del Este hasta la lesión de Durant, mejoran porque lo actual ya no funcionaba —¿qué equipo serio pierde nueve partidos seguidos?— y Harden estaba en plan boicot. Simmons ofrecerá defensa, altura y distribución. Para los tiros ya tienen a dos artistas.

Creo que Simmons encajará muy bien en Brooklyn. Los Nets serán más equipo con él. De nuevo habrá que esperar. A que Simmons juegue de forma habitual. A que Durant regrese de su lesión. A que las leyes de Nueva York cambien. Si Irving continúa sin poder jugar en casa durante la primavera los Nets van a tener ciertos problemas en ataque durante los playoffs del Este.

Tengo curiosidad por ver cómo nos venden la reincorporación de Simmons a la actividad. Porque este hombre tiene una batalla legal de muchos millones con los 76ers ya que él decía que no podía jugar por temas mentales. Veremos si los temas mentales se le pasan en pocos días.

Brooklyn y Philadelphia necesitan ganar el anillo para salir satisfechos de esta negociación. No queda otra. Y si no lo gana ninguno de los dos al menos ambos podrán justificarse: «¿Ves? Ellos tampoco lo han ganado con nuestro ex».

Los dos son candidatos. Pero también lo son Milwaukee, Phoenix, Miami o Golden State y los dos finalistas de la temporada pasada me siguen pareciendo una cosa muy seria.

Todo lo anterior está muy bien, pero yo sigo con la mosca detrás de la oreja. 

Creo que es porque mi mente suele trabajar a medio y largo plazo. No puedo evitarlo.

Y pienso cosas.

Harden está jugando mal y anda medio lesionado. Su nivel es tan normalito que ha sido traspasado a cambio de un tío que lleva sin jugar ocho meses y falla la mitad de tiros libres que lanza.

Harden ha forzado su traspaso dos veces en trece meses. Hay un patrón ahí. Terminará contrato en junio de 2023. Igual si no congenia con Embiid dentro de un año está otra vez en las mismas.

No me fío de Harden. Lleva mucho tiempo sin jugar a altísimo nivel de manera consistente (yo diría que desde antes de la pandemia). Ahora mismo promedia 12 puntos menos que en su último año completo en Houston y tiene números feos en porcentajes de dos y de tres.

Además, este curso cambiaron las reglas y ahora no es tan fácil sacar tiros libres. Durante sus últimas seis temporadas en Houston promedió casi 11 tiros libres intentados por partido. El año pasado 7,3 y este año 8.

En agosto Harden cumplirá 33 años. Se ha pegado muchas temporadas jugando burradas y puede que lo esté pagando y nunca más sea lo que fue. Bueno, esto es más que seguro. La cuestión es saber hasta qué punto puede acercarse a lo que fue durante periodos extendidos de tiempo. Aquí es donde hay que acordarse de un exprimidor llamado Mike D’Antoni.

Hablando de pagar… Harden ha renovado un año más, pero si los 76ers le ofrecen extender su contrato más allá puede convertirse en el contrato más tóxico de todos los tiempos. En plan 55 o 60 millones por año con 36-37-38 años. Escalofríos me dan.

Si eres Daryl Morey —el jefazo en Philly— tal vez piensas: «Por mucho que me guste este tío yo no lo hago un contrato a largo plazo salvo que en junio de 2023 esté jugando como un MVP y me haya hecho campeón al menos una vez». Lo malo de eso es que Harden se puede enfadar si no le aseguran rápido los más de 200 millones de dólares que puede pedir y sabotea todo de nuevo. Como ya hecho varias veces. Elige tu propio veneno, Morey.

Harden quedaba libre en verano. Aunque pocos equipos tuviesen espacio salarial para ficharle cualquier equipo le habría hecho hueco. Es cierto que Philadelphia también hubiese tenido que deshacerse de jugadores en verano para contratarle, pero lo malo de hacerlo ahora es que han reforzado a Brooklyn, un rival directo. De repente Brooklyn se ha quitado mal rollo. Y ha conseguido un tirador para suplir la ausencia de Joe Harris, un elefante de cacharrería para algunos momentos y un defensor excelso que reparte juego. Aparte de conseguir todo eso, a la vez se lo ha quitado a Philadelphia.

No me fío de Harden. Le falta forma física, adelgazar, salud, esfuerzo en defensa, compromiso global, no evaporarse en playoffs como ha hecho repetidas veces y llevarse bien con un compañero estrella como no ha hecho nunca.

No me fío de Harden.

Puede que me traicione mi mentalidad de medio y largo plazo y esté pasando por alto que Philadelphia puede ganar la NBA dentro de unos meses.

Pero…

No me fío.

—Elio

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