El pasado 3 de junio cubrí una mudanza inusual: una comunidad indígena del Caribe panameño se trasladó a tierra firme, amenazada por el aumento del nivel del mar debido al cambio climático.
Un megaoperativo estatal movilizó a alrededor de 1.300 personas hacia una barriada que costó al gobierno unos 12 millones de dólares, reconociendo por primera vez que en ese país centroamericano existen desplazados climáticos.
El traslado de los habitantes de Gardi Sugdub, una pequeña isla del caribe panameño, mostró muchas variantes que enriquecieron la historia: aunque muchos indígenas gunas que habitan la zona estaban contentos por recibir un nuevo hogar y ponerse a salvo de la desaparición de su isla, la mayor preocupación se centraba en cómo este traslado a suelo continental podría afectar su forma de vida, sus costumbres y cultura, hasta ahora protegidas por vivir en una región autónoma y alejados de las influencias occidentales.
Aunque Panamá dio un paso adelante respecto a otros gobiernos del mundo al apoyar una reubicación planificada previendo los impactos del cambio climático a largo plazo, el traslado mostró muchos vacíos sobre la preservación cultural durante un proceso de reubicación, así como preocupaciones de su capacidad para satisfacer las necesidades básicas de la comunidad.
Por ahora Panamá no descarta realizar nuevos traslados en islas vecinas, un recordatorio de cómo los desplazados climáticos se están convirtiendo en una forma nueva y cada vez más común de migración.
Un informe reciente del Fondo de Población de las Naciones Unidas, UNFPA, alertó que la crisis climática pone en riesgo los medios de subsistencia y la atención médica de 41 millones de personas que habitan en zonas costeras de baja altitud en América Latina y el Caribe.
Los desastres provocaron más de 2.1 millones de desplazamientos en América Latina en 2023, una cifra similar a la de 2022 y superior a la causada por conflictos y violencia. Un vivo recordatorio que los objetivos climáticos, lejos de cumplirse, se profundizan frente a nuestros ojos.
Si quieres conocer más detalles sobre la historia de Gardi Sugdub, te invito a revisar el siguiente reportaje.
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