Con sus acciones orientadas a erradicar las desigualdades, Brasil estableció tres prioridades en el G20: la lucha contra el hambre y la pobreza, el desarrollo sostenible y la reforma de las instituciones de gobernanza mundial. Al término de la cumbre de jefes de Estado, celebrada los días 18 y 19 de noviembre en Río de Janeiro, se dedicaron siete páginas a los temas de la transición energética y la acción por el clima en la declaración final.
A pesar de ello, algunos críticos señalan que el texto no fue muy enfático sobre el fin de los combustibles fósiles. También argumentan que el documento fue tímido en su esperado apoyo a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima en Bakú, Azerbaiyán (COP29), que está debatiendo la nueva meta colectiva de financiamiento (NCQG por sus siglas en inglés).
Por otro lado, la declaración final del G20 reconoció la necesidad de aumentar la financiación climática pública y privada para los países en desarrollo y destacó la importancia de optimizar los fondos verticales para el clima y el medio ambiente. Para ello, creó una hoja de ruta de financiación sostenible para mejorar los bancos multilaterales de desarrollo (BMD).
“No hemos llegado a una realidad totalmente transformadora, pero hemos dado algunos pasos que marcarán la diferencia”, afirma Marcos Caramuru, asesor internacional del Centro Brasileño de Relaciones Internacionales (Cebri), que fue embajador de Brasil en China entre 2016 y 2018.
Una estrategia que busca permitir opciones para acelerar las inversiones climáticas internacionales de acuerdo con las prioridades nacionales, y la creación de plataformas nacionales de inversión fue otra acción bien recibida. Otro logro brasileño fue la creación de principios de alto nivel sobre la bioeconomía, con 10 puntos orientadores para las discusiones diplomáticas y las prácticas comerciales sobre el tema.
La declaración de los líderes también menciona los esfuerzos de las naciones por triplicar la capacidad mundial de energías renovables. El texto también apoya la creación de un fondo de protección forestal (TFFF), que Brasil pretende lanzar en la COP30 de Belém el año que viene.
En su discurso de clausura del G20, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva sugirió que los países desarrollados adelanten sus objetivos climáticos, afirmando que sin asumir sus responsabilidades históricas, las naciones ricas “no tendrán credibilidad” para exigir ambición. Lula también invitó a todos a participar en la cumbre del clima de 2025: “La COP30 será nuestra última oportunidad para evitar un colapso irreversible del sistema climático”, afirmó.
Si quieres conocer los principales resultados en materia climática y ambiental, te invito a leer el siguiente artículo.
|