“Vuelve el perro arrepentido…”.
¿Te acuerdas de esa frase del Chavo del 8?
No es que yo haya sido muy fan de ese programa, pero es inevitable recordar este “poema” del personaje principal al momento de escribir la edición de hoy.
Resulta que, en estos días, alguien cercano (llamémosla Julia) me comentó que no podía entender cómo una persona joven había creado un contenido tan poco presentable.
Mira, el contenido era interesante, pero la manera de presentarlo, pésima: páginas atiborradas de texto (como si el mundo se fuera acabar al día siguiente) y una combinación de colores que era “de espanto y brinco”.
Algo así es difícil de consumir.
Punto.
Sin embargo, Julia insistía en el asunto de la edad. Pero algunas semanas atrás ya me había hablado de que no comprendía cómo una persona con tan buen teléfono no podía hacer buenas fotos.
O sea, aquí mi conocida mezcló erradamente dos cosas que nada tienen que ver la una con la otra.
Lo que pasa es que ni la edad ni la tecnología de punta son directamente proporcionales a la calidad del contenido.
Puedes tener menos de 25 años y, sin embargo, tener cero habilidades en la creación de contenidos. Lo mismo ocurre con la tecnología. ¿De qué te sirve tener el teléfono con la mejor cámara del mundo si tus fotos carecen de la sustancia para una buena publicación?
Por eso, para evitar desaciertos, en tu negocio debes tomar una de estas tres decisiones para generar contenidos eficaces:
1) Capacitarte (si eres un profesional independiente) o entrenar a tus colaboradores.
2) Incluir en tu equipo a gente especializada.
3) Contratar a expertos en el área que te ayuden.
Así, te asegurarás de que tus publicaciones sean profesionales, y funcionen.
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