EL CORAZÓN DEL AGUA
El glaciar de Ayoloco, en México, está oficialmente extinto. Ha sido el último en desaparecer en el volcán Iztaccíhuatl, una montaña que en 1958 contaba con 11 glaciares y en la que a día de hoy solo quedan tres.
Ayoloco significa “el lugar del corazón del agua” en lengua náhuatl. Durante siglos, este glaciar alimentó las lagunas del volcán y fue una fuente de agua dulce importante para los habitantes de la montaña. Su gran capa blanca llegaba a verse desde Ciudad de México.
Hoy solo quedan algunas masas de hielo que ya no se comportan como un glaciar. La desaparición del Ayoloco comenzó a mediados del siglo pasado, se aceleró en la década de los 80 y llegó a un punto irreversible en 2018 (como puede verse en estas infografías de El País).
El aumento de las temperaturas provocó que el glaciar quedase por debajo de la llamada línea del equilibrio. Es decir, la altura de la montaña en la que el promedio de la temperatura anual es de cero grados o menos. En los terrenos que quedan por encima de esta línea, las precipitaciones nutren al glaciar, que se va moviendo por efecto de la gravedad. Sin embargo, por debajo de esta línea, las temperaturas hacen que la nieve o el granizo se fundan y el glaciar vaya perdiendo su masa.
Glaciares como el Ayoloco cumplen una función muy importante para las comunidades y para el medioambiente. Su agua alimenta las lagunas y los mantos acuíferos, mientras que el hielo refleja la radiación solar y ayuda a mantener las bajas temperaturas. Hoy quedan en México cinco glaciares, repartidos entre el Iztaccíhuatl y el Pico de Orizaba. En total, suman menos de un kilómetro cuadrado de hielo.
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