NATURALEZA SIN ESTRÉS
Refugiados entre los muros de nuestras ciudades, somos una especie cada vez más urbana. El abandono del rural se ha acelerado en todo el mundo y se intensificará todavía más en lo que queda de siglo. Vivir en grandes núcleos tiene sus ventajas, pero también afecta a nuestra salud.
Un nuevo estudio de tres centros de investigación alemanes ha vinculado la presencia de flora y fauna en nuestras vidas con un mayor bienestar psicológico. Además, ha constatado que el acceso a espacios verdes es una fuente indirecta de mejora física.
No es el primer artículo que relaciona la biodiversidad con la salud humana. Otro estudio reciente, liderado por la Universidad De Montfort de Reino Unido, señala que la biodiversidad es la fuente del 75 % de nuestros medicamentos, clave en nuestra cadena alimentaria y la mejor barrera frente al recalentamiento de nuestros pueblos y ciudades. Además, la simple visión de espacios naturales reduce el estrés y disfrutar de ellos nos ayuda a observar las cosas con perspectiva.
Por último, el estudio concluye que la gestión insostenible de la biodiversidad acaba pasando factura a nuestra salud, tanto a nivel individual como global. Y, aun así, el año pasado, mientras sufríamos la peor pandemia en un siglo y a pesar de la contracción económica mundial, la destrucción de bosques primarios tropicales aumentó un 12 %. Las mayores pérdidas se produjeron en el Amazonas (en Brasil, Bolivia, Perú y Bolivia), el Congo y el Sudeste Asiático.
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