“De ellos (refiriéndose a los regalos de escribir un diario) el más importante es la naturalidad y la espontaneidad. Estos momentos surgieron, he observado, desde mi libertad de selección: en el diario solo escribía sobre lo que me interesaba realmente.
Lo que sentía con más fuerza en ese momento, y ese fervor, este entusiasmo produjo una viveza que a menudo se marchitó en mi trabajo formal. La improvisación, la libre asociación, la obediencia al estado de ánimo, la impulsividad, las innumerables imágenes, retratos, descripciones, bocetos impresionistas, experimentos sinfónicos a los que podía acudir en cualquier momento a por material.”
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