Cosas que hemos aprendido o nos hemos preguntado leyendo Oreo, de Fran Ross:
Cuando se dice que un libro se ha adelantado a su tiempo normalmente estamos en el tiempo bueno, en el de llegada, en el que arreglamos el estropicio de los que no supieron ver. Es posible, seguro, que este de ahora sea el tiempo de Oreo, pero es muy posible que haya todavía otro tiempo en el futuro en el que sea más su tiempo, así de potente es. Pero te lo puedes ir leyendo mientras.
El problema de no ver en el momento adecuado: que el talento busque otras vías o se disipe o se fosilice e incluso se gangrene. Y el dinero también, claro.
Igual que un actor sabe qué papel es de Oscar –drama, drama, drama– y cuál no, ¿sabe una escritora que está haciendo un libro adelantado a su tiempo? Y si es así, ¿sigue? ¿Intenta acumular la energía suficiente para cambiar el tiempo y convertirlo en su tiempo? ¿Hace algo deseable a sabiendas y se da a la bebida?
Dos ejemplos contrapuestos de alcance firmados por autores afroamericanos: Oreo, Fran Ross, 1974, nada. Raíces, Alex Haley, 1976, todo. Sí, es la Raíces de la serie de televisión.
Fran Ross, mujer, negra, feminista, novelista posmoderna, sembrada de un sentido del humor gigante, descabellado, desmitificador. Demasiadas pegas para su tiempo y tal vez para muchos otros tiempos.
Que una novela no aspire al realismo no la hace peor novela, tampoco mejor, pero por lo menos algo vamos adelantando. Esta parece que no se toma nada en serio, tampoco a sí misma, y es buena, buenísima.
Es bonito incluir ecuaciones en una novela, sobre todo si no se entienden: C = N-MT² donde C = catarsis, por m². N = nostalgia, en m³. M = malevolencia, en bares. T = timbrazos telefónicos, por minuto.
Oreo, el personaje: medio negra, medio judía. Teseo por otros medios, está buscando a su padre por Nueva York: la abandonó al nacer pero el hombre anda dejando pistas sobre su paradero. Más bestia que la Pam Grier de la blaxploitation y tan audaz y triunfante como Michelle Rodriguez en Machete.
La estructura de los relatos míticos griegos clásicos y el flow de Mumbo Jumbo, la novela de Ismael Reed.
Fran Ross fue adelantada a su tiempo, no tuvo reconocimiento literario y además, sin relación con lo anterior, murió con apenas cincuenta años de un cáncer fulminante. Solo escribió esta novela. Su reconocimiento ha llegado tarde, pero aquí la tenemos, bien editada y traducida como siempre por José Luis Amores y su Pálido Fuego.
Es nuestro libro de la semana y ni siquiera es de esta semana. Lo vas a disfrutar.
Recibe de tus libreros un saludo de un millón de milibares.
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