Fotograma de la película de terror Midsommar, en la que Ari Aster retrataba el conflicto entre el individuo y la comunidad a partir de las celebraciones del solsticio de verano que se celebran en una población sueca.
|
|
|
|
Queridas lectoras, queridos lectores |
|
|
|
En 2017 Intermón Oxfam realizó un estudio para medir el nivel de desigualdad socioeconómica en 152 países, basado en el CRI (el índice de compromiso con la reducción de la desigualdad), un indicador que, a través de diversas variables, mide la acción de los Gobiernos en gasto social, política tributaria y derechos laborales, tres temas clave para reducir la brecha entre ricos y pobres. El país que salió con mejor puntuación fue Suecia. Nadie se sorprendió: el estudio venía a confirmar algo que todo el mundo sospechaba. Y es que el país nórdico llevaba muchos años siendo referente en igualdad económica y social, un modelo paradigmático del estado de bienestar y un claro ejemplo de que el capitalismo salvaje puede (y debe) ser matizado y regulado por políticas sociales que ayuden a crear una sociedad mucho más equitativa. En Suecia, la socialdemocracia se instauró de forma eficaz, llegó a ser el cuarto país con mayor PIB per cápita del mundo y, de hecho, sigue siendo el país que aún tiene el mayor número de parlamentarias mujeres.
|
|
|
|
Pero, tal y como destaca el economista francés Thomas Piketty en su ensayo Naturaleza, cultura y desigualdades –en el que traza un análisis afilado sobre las posibles causas de la desigualdad económica y propone estrategias sólidas para combatirla–, el modelo sueco no fue siempre así; en realidad, es bastante reciente. A principios del siglo XX, Suecia era un país profundamente desigual (como todos los países europeos) aunque tenía una estructura democrática muy particular: desde 1865 hasta la Primera Guerra Mundial desarrolló un sistema de sufragio censitario en el que solo podía votar el 20% más rico de la población. Además, dentro de este porcentaje, cuanto más rico era uno, más votos acumulaba, y como en las elecciones municipales no había límite de votos (algo que sí sucedía en las legislativas), había municipios en los que un solo hombre podía acumular más de la mitad: un sistema paradictatorial que otorgaba todo el poder a individuos concretos. Para más inri, las empresas y las personas jurídicas también tenían derecho a voto, en proporción al capital invertido en el municipio. Una democracia monstruosa y deformada: el sueño de autócratas y neoliberales acérrimos.
¿Qué fue lo que provocó el cambio? En 1920 se implantó en Suecia el sufragio universal, y en 1932 llegó al poder el Partido Socialdemócrata Sueco (en el que se mantendría, de forma casi ininterrumpida, hasta 1990). A partir de entonces, la movilización política y sindical comenzó a forzar una serie de regulaciones para promover un sistema más igualitario, favoreciendo la desmercantilización, introduciendo la fiscalidad progresiva y asegurando el acceso a la educación y a la vivienda. «Todo ello supuso un nivel de igualdad superior a lo visto en cualquier otro lugar. Y se hizo en pocas décadas, de forma relativamente pacífica, aunque con una movilización social y política muy fuerte. El ejemplo es importante porque demuestra que un país no es igualitario o desigualitario por naturaleza. Depende de quién controle el Estado y con qué fin», nos recuerda Piketty.
|
|
|
|
El político socialdemocrata Olaf Palme dando un discurso en 1968. Palme fue primer ministro de Suecia entre 1969 y 1976 y de 1982 hasta la fecha de su muerte: fue asesinado en 1986 mientras paseaba con su esposa.
|
|
|
|
En la última versión del estudio presentada por Intermón Oxfam en 2022, Suecia no aparece ni entre los diez primeros puestos. En muy poco tiempo, la situación del país se ha invertido drásticamente: la desigualdad socioeconómica nunca ha sido más alta –según la Oficina Estadística Nacional, un 15% de la población está en riesgo de pobreza, cuando hace solo dos décadas la cifra era del 7%– y los suecos se han convertido en la población más endeudada de toda Europa. Los sucesivos gobiernos de las últimas décadas, incluidos los de izquierdas y especialmente tras la crisis de 1990, han regulado favoreciendo la propiedad, reduciendo los impuestos sobre ella y suprimiendo los impuestos sobre el patrimonio, las herencias y las donaciones, privatizando los servicios públicos y el sistema de pensiones, y promoviendo un sistema educativo de gestión privada similar al desarrollado por el conservador David Cameron en el Reino Unido.
Se trata de una serie de medidas contrarias al envidiado modelo sueco y que podrían estar poniendo en peligro el estado del bienestar. Aunque el ensayo de Piketty se centra en el cambio sueco sucedido a partir de los años treinta, el panorama en el que se encuentra ahora el país parece confirmar, de forma terrible, su tesis: «Suecia es un caso interesante para vacunarse contra la idea del determinismo a largo plazo, que estaría vinculado a factores naturales o incluso culturales, que explicarían por qué algunas sociedades son eternamente igualitarias y otras (por ejemplo, la India) eternamente desigualitarias. Las construcciones sociales y políticas pueden cambiar, y a veces mucho más rápido que lo que imaginan los observadores coetáneos».
|
|
|
|
Las novedades de la semana |
|
|
|
Esta semana publicamos la nueva novela de Roberto Saviano, Los valientes no están solos, traducida por Juan Manuel Salmerón y en la que el autor, que continúa bajo amenaza de la mafia siciliana, reconstruye la vida de otro de sus combatientes: el juez Giovanni Falcone. Así, Saviano se centra en uno de los episodios centrales del proceso contra la mafia, encarnado por un juez valiente que orquestó un macrojuicio y que murió asesinado en 1992 con un coche bomba.
Exploradores, soñadores y ladrones es una nueva entrega (después del libro Volver a contar) fruto de la colaboración entre el Museo Británico y el Hay Festival, con la intención de revisitar la compleja historia de Europa y América. En esta ocasión, Selva Almada, Rita Indiana, Josefa Sánchez Contreras, Philippe Sands, Juan Gabriel Vásquez y Gabriela Wiener son invitados a revisar una serie de documentos etnográficos, lo que da como resultado un juego inventivo, provocador y enriquecedor.
|
|
|
|
Píldoras para estar al día |
|
|
|
-
¡Tenemos TikTok!
Aterrizar en una red social como TikTok era una asignatura pendiente para Anagrama. Hasta no encontrar nuestra forma de expresarnos en esta plataforma hemos preferido esperar, pero estamos felices de anunciar que, definitivamente, hemos dado con nuestro formato ideal y ya estamos ahí.
Así que os invitamos a seguirnos en esta red social, donde encontraréis a Berta Gómez Santo Tomás hablando de nuestros libros en la sección principal. Pero además de con Berta, os encontraréis también con secciones temáticas especiales: la primera de ellas es «Glosario Queer», presentada por Jordi Chicletol, diez vídeos sobre temas de interés en la comunidad LGTBIQ+ vistos a través de nuestros libros.
Seguidnos y esperamos que disfrutéis de este nuevo contenido exclusivo.
|
|
|
|
-
«Lagom»
«Lagom» es una palabra sueca que puede traducirse como «ni demasiado, ni demasiado poco», «adecuado», «suficiente» y «en equilibrio», pero que significa literalmente «de acuerdo con la ley» (entendemos aquí no la ley judicial, sino la ley del sentido común). El concepto se empezó a popularizar hace uno años para resumir el estilo de vida sueco (de moderación y de conciencia comunitaria), algo parecido a lo que pasó con el «hygge» danés. De hecho, un falso rumor popularizado afirmaba que «Lagom» es una contracción de «laget om», o lo que es lo mismo, «alrededor del equipo»; y que era la frase usada por los vikingos para repartirse el hidromiel que disponían en el cuerno mientras se pasaba, para asegurarse de que todos consiguieran la cantidad justa. Algo que encarna la alternativa sostenible al consumo desaforado: la supuesta mentalidad sueca.
|
|
|
|
-
Isabel Coixet en la biblioteca de Anagrama
«Es un libro fascinante.» «Me fascinan sus personajes, me fascinan sus gorros, me fascina ella.» «Lo compré porque me gustó mucho su apellido.» ¿Qué libros escogería Isabel Coixet de todos los que hemos publicado? Invitamos a la cineasta a entrar en la biblioteca de nuestras oficinas tras el estreno de su adaptación de Un amor, la novela de Sara Mesa. ¿Queréis saber qué lecturas recomienda? Lo podéis ver en este video:
|
|
|
|
-
Midsommar y la pesadilla sueca
Hårga
es una población situada en Hälsingland, una provincia sueca, la zona que le sirvió al director Ari Aster como inspiración para Midsommar, su película de terror inspirada en las celebraciones del solsticio de verano. El lugar está relacionado con una vieja canción infantil sueca, «Hårgalåten», en la que el demonio llega al pueblo disfrazado de violinista y engaña a los jóvenes para bailar hasta morir.
Aster demostró en su film una pericia especial para mezclar el terror y el folklore sueco (recurriendo a conceptos de su tradición milenaria, como el Ättestupa, una práctica mítica de senicidio en la que las personas ancianas eran arrojadas o se suicidaban cuando no podían vivir por sí solas); pero también consiguió retratar la oscuridad que se esconde tras el supuesto buenismo de la sociedad nórdica.
Os dejamos con «Hårgalåten»:
|
|
|
|
|
«La aspiración a una vida mejor, a que nuestros hijos disfruten de mayores oportunidades, a mandarlos al colegio, ha sido una de las fuerzas más poderosas para cambiar la historia humana.»
Marco d'Eramo, Dominio
|
|
|
|
|
|
Un abrazo, ¡y hasta la próxima semana!
|
|
|
|
Si has llegado a esta newsletter y no estás suscrito, puedes hacerlo aquí. Y si te ha gustado lo que has leído, no dejes de compartirla.
|
|
|
|
|