¿Cuál es tu reacción cuando consigues un texto de párrafos muy largos? ¿Igualmente lo lees o te da pereza?
Apuesto a que te ocurre lo segundo.
Aunque seas un asiduo lector, leer en pantalla tiende a cansar los ojos. Además, si eres el autor de ese texto debes saber que estás compitiendo con muchas distracciones: videos, sonidos, notificaciones de celular, WhatsApp, etc.
Por eso, más vale que lo que escribas sea fácil de digerir.
Sea un artículo de blog, un email o una publicación en redes sociales, evita usar párrafos extensos. Eso déjaselo a los novelistas. Lo recomendable es estructurarlos en oraciones largas, medianas y cortas.
Se trata de darle ritmo a tu texto. Es lo que he intentado hacer con este (juzga tú).
Sin embargo, tampoco abuses de los párrafos de una línea. Eso es como escuchar una canción en un mismo tono.
No importa cuán interesante sea el tema. Si no se lo pones “sencillo” al destinatario de ese mensaje, será más difícil que lo consuma.
Otra sugerencia es resaltar frases clave en negritas. Es una manera de “anclar” la lectura enfatizando conceptos que ayuden a comprender el tema.
Las listas también son un buen recurso:
Utilízalas cuando quieras mencionar varios elementos.
Puedes hacerlas numeradas, con guiones o viñetas, según el caso.
Son muy buenas para hacer un recuento al final de un texto muy largo.
Quizás estés pensando en el uso de emojis. Si es así, úsalos con conciencia. En este artículo, te explico esto con más detalles, por si te interesa.
Y para cerrar estas recomendaciones: escribe como si estuvieras conversando con tu lector. Eso es mucho más agradable.
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