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Bien.
Esta es una reflexión que encontré esta semana navegando y mirando cositas de cine.
Soy fan de un tío del que no entiendo sus películas, Christopher Nolan, pero que me de da igual porque que me envuelven de tal manera que las adoro. Todo en ellas me parece especial. Todo está en el sitio adecuado en el momento adecuado: la luz, la música, los trajes... Todo.
Esta concepción mía reconoce el trabajo que comenta su creador en el párrafo que has leído. La dedicación al 100% a tu obra durante ese par de años que dura es para crear algo único y que roce la perfección en el séptimo arte.
Esta autoexigencia de Nolan no nos tendría que extrañar sino ser de lo más normal: la excelencia en tu trabajo diario.
Tanto si creas Interstellar cómo si repartes flyers a domicilio.
“Bueno Jordi, no será lo mismo...”
Acepto pulpo: Interstellar tiene el puntito (puntazo!) de más que tú has parido esa creación desde el guión hasta el último fotograma..
Una creación propia es algo muy muy tuyo, interno y que será una obra que se mostrará a todo el mundo. No porque la juzgue tócristo (que también) sino por dejar tu proyecto totalmente cerrado tal como está en tu cabeza; por más guión, equipo y millones de dólares de presupuesto que tengas.
Crear nuestras propias obras de principio a fin ha de tener esa tensión. Christopher te entendemos, te queremos.
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