Con Montse, la jefa de estudios del colegio en el que estuve hasta este año, siempre hablaba sobre la importancia del PEC y del desarrollo de una buena concreción curricular como base de la educación y para facilitar el trabajo docente. Creo que son dos herramientas esenciales para la coherencia educativa y el buen funcionamiento.
Esto quiere decir que el centro desarrolla y se identifica con unas líneas metodológicas, una visión educativa, unos valores, etc., que, en principio, deben ser comunes a toda la comunidad educativa. Esto lo interpreto de manera que si la escuela promueve unos valores y forma de trabajo, yo como maestro, en cierto modo debería adoptarlos.
Es verdad que es algo difícil, costoso y que, en muchas ocasiones, choca con los intereses o visión de algunos docentes. Pero, según mi visión, es la forma de dotar al centro de cohesión y coherencia, facilitar la colaboración, adquirir materiales y, sobre todo, sacar el máximo beneficio a los recursos personales y no personales.
Si, como dice @PascualGil1, el centro debiera tan solo "respetar la forma de trabajar de cada uno de sus docentes, confiar en su criterio como profesionales especialistas y evitar que se sientan incómodos, tensos o impostores", nunca llegaríamos a acuerdos, podrían haber más tensiones entre docentes, los refuerzos no serían efectivos, tendríamos que tener materiales específicos para cada forma de trabajar...
No sé, igual me equivoco, pero creo que el remar todos hacia un mismo lado, con una misma visión y con una línea metodología similar (no única), es lo que haría de un centro una institución cohesionada. ¿Tú qué piensas?
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