Un equipo ya está contra la pared.

Cuaderno de las Finales 2022 (5)

14 de junio de 2022

Game 5. Warriors 104 - Celtics 94 (3-2).

En los primeros 10 minutos del partido los Celtics metieron 8 puntos. En los primeros 10 minutos del último cuarto los Celtics sumaron 10 puntos. 20 minutos, 18 puntos. No se puede empezar y acabar un partido de ese modo y pretender ganarlo.

El misterio

¿Cuál es el secreto de la energía? No hablo de ese petroleo y ese gas que nos traen de cabeza por tener precios cada vez —cada día— más prohibitivos. Hablo de la energía interna de los humanos, la que dicta el ritmo de nuestro día. ¿Por qué unos días sentimos que nos podemos comer el mundo y otros vagamos como almas en pena?

No se trata de tomarse un café o una Coca Cola y salir a campeonar. Tampoco de dormir ocho horas. A saber cuánto se ha dormido realmente en ese tiempo descontando ronquidos, frío, calor o pesadillas. Las siestas a veces son contraproducentes. El Red Bull nunca dio alas, solo te acercaba a la taquicardia.

¿Por qué unos días bien y otros no? ¿Por qué?

El cuerpo, por fortuna, no es una máquina. No somos robots. No sabemos de qué vamos a ser capaces, no ya al día siguiente, sino dentro de unas horas.

Por eso Draymond Green resultó tan decisivo para que su equipo venciese hace unas horas. Después de dos partidos malísimos en los que ni su propia madre era capaz de reconocerle, después de que en el anterior encuentro me entrasen dudas de si podía saltar, su inicio del Game 5 marcó el ritmo del choque: ganó el salto inicial a Robert Williams, dio una asistencia en la primera jugada e intentó un triple en la siguiente. Hizo un mate poco después para poner al público en pie.

Tenía ganas. Tenía energía. Al descanso Green llevaba 8 puntos, 4 rebotes y 3 asistencias. Era otro.

Wiggins

«Nos dijo que Jimmy Butler estaba encantado con él y ya sabéis quién es Jimmy Butler, si eres un poco blando no le gustas ni un pelo».

Así contaba Green lo que Tom Thibodeau detalló a los Warriors sobre Wiggins cuando ejecutaron su fichaje hace dos años y medio. En los dos partidos más importantes de su carrera Andrew Wiggins ha hecho honor a ese número 1 del Draft en el que fue elegido en 2014.

Buscando todo el rato su lado derecho, el que le gusta, destrozó a Boston en ataque. En defensa hizo mucho más de lo que cuente cualquier número. Fueron 26 puntos, 13 rebotes, 2 robos, 2 triples y el mate que cerró el partido. Los Celtics estaban con smallball extremo —Grant Williams hacía de cinco— y Wiggins supo ver la jugada. Buena lectura, confianza, físico y corriendo para dentro. Fantástico. El mejor del partido.

Curry

Lo habrás leído por todos lados ya que es el típico mensaje-titular-tuit que capta la ateción. «Hacia tres años y medio que Stephen Curry no terminaba un encuentro sin meter un triple». Nunca se había dado ese caso en playoffs, porque en los 132 partidos de eliminatorias que llevaba en su carrera siempre había metido al menos una canasta de tres puntos. En el número 133, agua.

¿Y sabes qué? Que ni mucho menos fue un mal partido de Curry. Mantuvo la compostura en defensa pese a todo lo que le buscaron. Intentó meter triples, pero en ningún momento forzó la situación con tiros malos por ver si rompía la mala racha. No acertó de cara al aro, pero sí con los pases ya que perdió un solo balón. En ataque seguía atrayendo oleadas de defensores y distribuía, distribuía y distribuía. El héroe que nunca juega al heroball, el que comparte el balón con Durant o con un G Leaguer, el que siempre piensa en el conjunto antes que en el individuo.

El que acaba con un 0/9 en triples, pero con un 7/13 en tiros de dos, 8 asistencias y una sonrisa en el banquillo al ver que el triunfo se queda en casa.

Se rompió la racha

El 22 de enero los Celtics tenían una marca de 23 victorias y 24 derrotas. Aquel día habían perdido su segundo partido consecutivo. Desde entonces, hace casi cinco meses, han jugado 58 partidos y solo les ha ocurrido dos veces lo de perder dos veces seguidas. A finales de marzo contra Toronto y Miami y ahora, en los partidos 4 y 5 de las NBA Finals.

Anoche no tocaba perder, pero ocurrió. Los Celtics no estuvieron bien. El primer cuarto lo salvaron con solo 11 puntos de desventaja porque los Warriors no metían ni un triple. Al descanso solo perdían de 12 por lo mismo.

El mejor momento de Boston en el Game 5 fue durante el tercer cuarto, cuando empezaron el periodo con un 10-0, enlazaron una impresionante racha de 8 triples seguidos y se llegaron a poner cinco arriba.

Pero volvieron los fallos en el tiro exterior. En las penetraciones. En los tiros libres. Y perdieron balones, muchos balones, su única constante durante la noche. Regalaron nueve posesiones antes del descanso y regalaron otras nueve en la segunda mitad. ¿Los Warriors? Seis balones perdidos en 48 minutos.. Seis. Cero en el último cuarto.

Fue su veneno. Ambos equipos defendieron muy bien, especialmente al perímetro. Pero los jugadores de Golden State cuidaron cada posesión con mimo y los Celtics no. Estaban avisados. En lo que iba de playoffs marchan 13-2 cuando pierden menos de 16 balones y 1-7 cuando son 16 o más.

Vuelta a Boston

Cuarto partido de eliminación que van a jugar los Celtics esta temporada. Salvaron los tres primeros. Ni idea de qué pasará en el siguiente. No sé si cuidarán el balón o no. No sé si Poole y Payton volverán a brillar como lo han hecho en el Chase Center. No sé si Curry meterá seis triples, que es lo que suele pasar al siguiente partido después de jugar mal. No sé si Draymond Green volverá a apestar en Boston. No sé si Tatum se marcará el partido de 35 puntos que algunos esperan.

Lo que sí sé es que volveré a verlo y pasármelo pipa, como en los cinco anteriores.

Buen martes.

—Elio

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