Cuaderno de las Finales 2021 (6)

Número 160 — 21 de julio de 2021.

Game 6. Bucks 105 - Suns 98 (4-2).

Ha sido una jornada complicada. A nivel emocional digo. Hacía años que no me sentía así en unas Finales. Me he roto un poco con todo y con todos. Igual que ha sido grandioso ver a Giannis coronarse campeón después de una actuación tan espectacular como emocionante, me resultaba imposible no sufrir al ver las caras de Chris Paul y Monty Williams. Porque ellos también merecían el campeonato después de pasar décadas buscándolo sin éxito. ¿No podíamos coronar a dos campeones aunque solo fuera una vez? Ya sé que desvarío, pero es lo que me pedía el cuerpo cuando el partido se estaba acabando. 

En lugar de querer que ganase un equipo concreto, lo que deseaba es que no perdiera ninguno de los dos. No me gusta el sufrimiento ajeno y sabía que para el bueno de Monty iba a ser un trago. Un trago que no le impidió mostrar su enorme categoría humana al pasarse por el vestuario de Milwaukee para, «como entrenador y hombre», felicitar a los Bucks. «Lo habéis merecido y estoy agradecido por la experiencia, me habéis hecho mejor entrenador y nos habéis hecho mejor equipo». Momentos antes no podía ni hablar con los periodistas —advierto, el vídeo es duro— en rueda de prensa. Solo acertaba a decir que era muy difícil procesar lo que había ocurrido.

La alegría de Middleton, Holiday o P.J. Tucker, ese chaval que tuvo que jugar años lejos de Estados Unidos, contrastaba con el recuerdo de todos los equipos que se han quedado en el camino y que también buscaban el trofeo con ansia. No solo Phoenix. Los Nets que tan cerca lo tuvieron si Durant hubiese tenido el pie más pequeño. Los Hawks con su inesperada aparición. Los Clippers privados de la gloria y de Kawhi. Los Embiid, Mitchell, Curry, LeBron, Doncic, Tatum, Lillard, Jokic y otros 500 jugadores que han pasado por una temporada infernal sin premio colectivo.

Por supuesto también me acordaba de Kobe Bryant porque él empujó a que Booker y Antetokounmpo estuviesen donde están hoy. («Be Legendary» / «Kobe Bryant thinks I can do this? I can play in the high level and lead my team and win MVP?»)

Hasta con la aparición de Adam Silver se me saltaban las lágrimas porque él también ponía cara y palabras al difícil caminar de la NBA en los últimos tiempos. El comisionado recordaba que había sido una temporada complicada, con un esfuerzo tremendo de los jugadores y las franquicias y en la que habían conseguido coronar a un campeón en mitad de una pandemia, algo que durante mucho tiempo parecía una utopia. No digamos lo de ver a 65.000 personas apiñadas en el exterior del Fiserv Forum animando a los Bucks además de otras 17.000 en las gradas.

De un partido así, con una carga emocional tan alta, poco se puede contar que resulte interesante a quien lo lea. Si acaso se puede hablar de los nervios de ambos equipos desde el principio hasta el final traducidos en 32 pérdidas de balón y solo 12 triples anotados tras más de 50 intentos. Entre ambos equipos, eh. Que ni mucho menos fue un mal partido, pero la precisión falla cuando el desenlace del partido va a resultar un drama para uno de los equipos. 

El esfuerzo fue tremendo por parte de los dos bandos y hombres como Chris Paul (26 puntos, 5 asistencias, 11/19), Khris Middleton (17-5-5 con 4 robos y 6/13), Jae Crowder (15-13 con 4 robos), Cameron Payne (10 puntos en 10 minutos que obligaron a Holiday a centrarse en él) o Bobby Portis (16 puntos en 23 minutos) destacaron en diversos momentos de la noche.

Pero todos quedaron empequeñecidos por Antetokounmpo. Giannis realizó uno de los mejores partidos de la historia de las Finales de la NBA y si has visto el partido sabes que no exagero ni un ápice. 50 puntos, 14 rebotes, 5 tapones, 16/25 en tiros de campo y 17/19 en tiros libres en 42 minutos en los que siempre dio aire a su equipo a ambos lados de la pista.

Sideral. Inolvidable. Trascendental.

Durante más de 20 minutos los jugadores de los Bucks no apellidados Antetokounmpo hicieron un 2 de 19 y Milwaukee no se fue del partido gracias al griego. Llevábamos 28 años sin ver a un jugador meter 20 puntos en un cuarto de las Finales y Giannis lo ha hecho dos veces en esta serie, incluyendo hoy, por supuesto. Alcanzó los 50 tantos —séptimo jugador de la historia que lo hace tras Pettit, Baylor, Barry, West, Jordan y LeBron— y llevó a su equipo a lo más alto para confirmarse como un jugador clave para la historia moderna de la NBA.

Jugador Más Mejorado del Año, MVP del All-Star, dos veces MVP de la temporada regular, Jugador Defensivo del Año, MVP de las Finales promediando 35 puntos, 13 rebotes, 5 asistencias, +60% en tiros de campo y CAMPEÓN. Lee lo de antes una vez más si quieres alucinar. Ya está en el Olimpo y solo tiene 26 años. No creo que sea la última vez que le veamos tan arriba porque hay algo en él que le empuja, le empuja y le vuelve a empujar para ser mejor jugador, más fuerte, más profesional y mejor persona.

Enhorabuena, Giannis. Enhorabuena, Bucks. Enhorabuena, Suns. Habéis hecho más grande el baloncesto.

Termino con una reflexión agridulce: ¿hasta cuándo van a seguir los propietarios de las franquicias levantando el trofeo antes que los campeones? Que sí, que es tradición, pero es algo que choca demasiado. Al menos en 2021 y desde mi perspectiva de europeo.

***

Gracias por haber leído todas las entregas del Cuaderno de las Finales 2021 y por habernos acompañado esta temporada. Ahora toca parar durante unos días. Hay que reflexionar sobre lo que hemos visto este curso antes de afrontar la locura del Draft —jueves 29 de julio por la noche— y la apertura del mercado el 2 de agosto. Debido a la pandemia seguimos con el calendario apretado y es necesario ir celebrando eventos casi sin tiempo para respirar. Como es habitual, cubriremos todo en nbamaniacs.com.

¡Feliz miércoles!

—Elio

PD: La entereza de Chris Paul. 36 castañas, 16 temporadas, otra vez sin anillo tras ponerse con un 2-0 de ventaja en sus primeras Finales y lo que dice en la rueda de prensa post partido es que su mentalidad es «Back to work».

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