LOS GUARDIANES DEL METANO
La Tierra esconde grandes depósitos de carbono antiguo atrapados en el permafrost y en las profundidades de los océanos. Son los llamados hidratos de metano y tienen una curiosa estructura. Están formados por pequeños cristales de hielo con gas metano (una molécula de carbono e hidrógeno) encapsulado en su interior. Y el hielo podría estar derritiéndose.
El riesgo de que todo ese metano se libere de forma rápida si siguen subiendo las temperaturas es real. Un estudio preliminar señala que el proceso podría incluso haber comenzado ya en Siberia. Sin embargo, otros análisis indican que no se espera que ocurra de forma masiva hasta mediados de siglo.
Sea como sea, es un fenómeno que mantener vigilado: los hidratos de metano guardan 20 veces más carbono que toda la materia orgánica del planeta. De liberarse, podrían aumentar el efecto invernadero de forma exponencial. Pero, ¿y si tuviésemos unos aliados inesperados ante este desafío?
Los microbios se han adaptado a casi cualquier lugar del planeta. También allí donde abundan los hidratos de metano. Es más, un nuevo estudio señala que en el fondo del mar han convertido este compuesto en su principal fuente de energía. Como consecuencia, han evolucionado para mantener el metano bajo control y son capaces de producir moléculas que estabilizan las inmensas reservas de este gas. Hasta ahora, han sido los guardianes del metano.
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