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Estas son las noticias sobre medioambiente que más nos han llamado la atención en la última semana.  Esperamos que las encuentres interesantes.

LA CIENCIA DE ANTICIPAR EL FUTURO

El cambio climático es el deshielo de la Antártida y el blanqueamiento de los arrecifes de coral. Pero también es la falta de agua para la agricultura y la ganadería, los huracanes que arrasan pueblos al completo y la reducción de la pesca. El cambio climático amenaza el equilibrio de nuestro mundo y multiplica los riesgos para el ser humano en el presente y en el futuro cercano.

Solo en España, según un nuevo informe del Basque Centre for Climate Change, es necesario adaptarse con urgencia a 35 riesgos climáticos concretos, la mayor parte asociados a las sequías y las olas de calor, pero también a la degradación del suelo, los incendios forestales y los cambios en el medio marino.

Desde que el primer informe del IPCC (el grupo de expertos sobre cambio climático de la ONU) se publicó en 1990, el conocimiento de los riesgos asociados al clima ha avanzado mucho. La llamada ciencia climática es cada vez más precisa. La Organización Meteorológica Mundial acaba de publicar las 10 grandes aportaciones científicas del último año que nos ayudan a entender mejor el cambio climático. Estas son algunas de ellas:

• Las emisiones de gases de efecto invernadero del permafrost serán mayores de lo que se pensaba debido al deshielo abrupto en las zonas circumpolares.

• La deforestación está mermando la capacidad de los bosques tropicales para actuar como sumideros de carbono.

• La disponibilidad de agua, en cantidad y calidad, se ve claramente afectada por el cambio climático.

• La electrificación de las ciudades es esencial para acelerar la transición hacia un modelo energético sostenible.

• El cambio climático tiene un impacto directo en nuestra salud mental, sobre todo, en los niveles de estrés y ansiedad.

UN CÍRCULO DE PLÁSTICO

El mundo está cada vez más concienciado sobre el impacto que los residuos plásticos tienen en el océano, los bosques y todos los animales que los habitan. Sin embargo, hay otros efectos negativos del uso desmedido de este material que son menos conocidos, como su contribución al cambio climático. Así lo señala el informe Plásticos, la economía circular y el medio ambiente en Europa: una prioridad para la acción, publicado esta semana por la Agencia Europea del Medioambiente.

La producción de plásticos requiere el uso de grandes cantidades de combustibles fósiles, algo que tiene un impacto directo en el planeta. En la Unión Europea, su fabricación genera más de 13 millones de toneladas de CO2 al año, cerca de una quinta parte de las emisiones de toda la industria química.

Durante el último año, la caída del precio del petróleo ha favorecido que sea más barato producir plásticos a partir de materiales vírgenes que de materiales reciclados. Se calcula que, si la producción y el uso de plástico continúan creciendo al ritmo actual, el sector puede acaparar el 20 % del consumo de petróleo a nivel global en 2050.

Muchos de estos plásticos que tantos problemas generan provienen de la industria textil: cerca de un 60 % de los materiales textiles son fibras sintéticas. Además, cada habitante de la Unión Europea desecha unos 11 kilogramos de tejidos cada año.

La principal solución propuesta en el informe es avanzar hacia una economía circular de los plásticos, que favorezca un uso más inteligente de los productos y la utilización de materias primas renovables.

• Otro informe, esta vez de Amigos de la Tierra, alerta sobre la presencia de microplásticos en los suelos agrícolas y las aguas residuales.

• Ciertos antibióticos pueden viajar por el agua adheridos a los microplásticos y alcanzar lugares en los que hasta ahora no estaban presentes.

• Los leones marinos de California llevan décadas sufriendo cáncer. Un estudio señala que la elevada incidencia de la enfermedad se debe a la contaminación química de la industria, las refinerías y el uso de pesticidas.

EL PRECIO DEL CARBONO

Los compromisos para reducir las emisiones sirven de poco si no se ponen en práctica. Uno de los pocos programas que busca forzar el cumplimiento de estos compromisos es el sistema ETS de la Unión Europea. Mediante los llamados créditos de carbono, más de 11 000 empresas europeas están sujetas a un límite de emisiones de gases de efecto invernadero. Si se lo saltan, deben comprar derechos de emisión extra. De lo contrario, serán multadas.

El problema es que el precio de estos bonos de carbono ha sido, hasta ahora, relativamente bajo, por lo que a las empresas más contaminantes les compensaba más comprar derechos que reducir emisiones. Sin embargo, los nuevos objetivos fijados por la Unión Europea elevarán el precio de estos créditos durante los próximos años. De los 33 euros por tonelada de gases pagados en 2020 se pasará a 40 euros en 2030 y 250 en 2050.

Sin embargo, los problemas no terminan ahí. Esta subida supondrá una desventaja competitiva para las empresas de la UE frente a las que operan fuera de sus fronteras. La solución que ahora está sobre la mesa es establecer un arancel ligado a la huella de carbono de las importaciones.

Los detractores de este impuesto creen que esta tasa reduciría los suministros de algunos productos, como los tecnológicos. Sus defensores dicen que es la forma de lograr que la política ambiental de la UE tenga un impacto más allá de sus fronteras, además de proteger los intereses de las empresas locales. En el éxito o el fracaso de esta medida se esconde la respuesta a buena parte de los desafíos globales para reducir las emisiones y frenar el cambio climático.

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