Las emociones son corrientes de energía de frecuencias diferentes.
Las emociones que consideramos negativas, tales como el odio, la envidia, el desdén y el temor, son de baja frecuencia y poseen menos energía que las que consideramos positivas, como el afecto, la alegría, el amor y la compasión.
Cuando elegimos sustituir una corriente energética de baja frecuencia, por ejemplo la cólera, por una de alta frecuencia, como el perdón, estamos aumentando la frecuencia de nuestra Luz.
Cuando permitimos que corrientes energéticas de alta frecuencia se trasladen por nuestro sistema, experimentamos una mayor energía. Por ejemplo, cuando una persona se encuentra desesperada o ansiosa, ella se siente físicamente agotada porque ha sintonizado con una corriente de energía de baja frecuencia. En esta situación, una persona se vuelve pesada y estúpida, mientras que un individuo alegre se llena de energía, y se muestra desbordante, porque en todo su sistema, se va desplazando una corriente energética de alta frecuencia.
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