Nuestra Opinión
Las Primeras dos Semanas
Mientras miraba por televisión la ceremonia de inauguración del presidente Biden, un comentarista dijo que la nueva administración encontrará un país dividido como posiblemente nunca se había visto desde la guerra civil del siglo 19. No creo que eso sea una exageración. Los Estados Unidos están divididos en la política, la cultura, la religión y muchos otros temas del debate público. Si a la división interna se añaden los devastadores efectos de la pandemia, el resultado es que la población está estresada y desorientada al máximo.
Las primeras dos semanas del gobierno demócrata han mostrado claramente la dirección hacia la cual se encamina el país. La pandemia ha comenzado a ceder y las restricciones más pesadas comienzan a ser re-evaluadas. Esas son sin duda buenas noticias. ¿El efecto Biden?
Como se esperaba, el presidente Biden ha comenzado rápidamente a deshacer muchas de las iniciativas del ex-presidente Trump. Las áreas afectadas son demasiado numerosas para poderlas mencionar ahora. Política exterior, inmigración, economía, salud, educación, son solo algunas de ellas.
Pero una de las áreas que más preocupa a los grupos religiosos conservadores del país es la libertad religiosa. Es un fenómeno que sucede en cada cambio de administración. Usualmente, bajo un gobierno republicano, el énfasis mayor es verificar hasta dónde llega el intento de eliminar la separación de iglesia y estado. Durante una administración demócrata, como en este caso, los grupos conservadores vigilan cómo la implementación de ideologías de género, de raza y demás, pueden impactar negativamente la visión tradicional de matrimonio y familia que ellos sustentan.
Y es que los grupos religiosos conservadores y sus creencias no desaparecieron con la llegada de la nueva administración demócrata. Los votantes religiosos conservadores que le dieron el voto a Trump en el 2016 y el 2020 están lejos de haberse debilitado. Eso significa que el futuro cercano será escenario de intensas batallas ideológicas, culturales y religiosas en la esfera de la opinión pública. Algunos opinan que siendo Biden el segundo presidente católico (después de Kennedy), las condiciones para una alianza más estrecha del Vaticano y los Estados Unidos están dadas. Las relaciones entre Biden y el Papa Francisco, aparentemente no podrían ser mejores.
Desde otro punto de vista, la profecía afirma que al final, la adoración forzada se establecerá y habrá que tomar la marca de la bestia para poder comprar y vender (Apocalipsis 13:11-18). Pero antes de que esto suceda, en los Estados Unidos debe levantarse la imagen de la bestia. No es una imagen literal, como tampoco es literal la marca de la bestia. Los grupos conservadores desempeñarán un papel preponderante en la creación de la imagen.
“Cuando las iglesias principales de los Estados Unidos, uniéndose en puntos comunes de doctrina, influyan sobre el estado para que imponga los decretos y las instituciones de ellas, entonces la América protestante habrá formado una imagen de la jerarquía romana, y la inflicción de penas civiles contra los disidentes vendrá de por sí sola…La ‘imagen de la bestia’ representa la forma de protestantismo apóstata que se desarrollará cuando las iglesias protestantes busquen la ayuda del poder civil para la imposición de sus dogmas". Elena G. de White, El Conflicto de los Siglos, 498.
La ley dominical que requerirá adoración forzada no será impuesta antes de instalarse la imagen de la bestia. Y la imagen será formada mediante la unión de las iglesias protestantes con el poder civil o del estado. La profecía es muy específica en este sentido. De manera que los grupos religiosos conservadores y protestantes tienen aún un importante papel en la profecía. Y esto sucederá en los Estados Unidos, no en Roma. ¿Cómo encaja la administración demócrata del católico Biden en todo esto? Pronto lo sabremos.
"Desde ahora os lo digo, antes que suceda, para que cuando suceda, creáis que yo soy" Juan 13:19.
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