ESTRENO DE ETIQUETA
Desde el pasado 1 de marzo, algunos electrodomésticos a la venta en la Unión Europea cuentan con una nueva etiqueta de eficiencia energética. Con su introducción se espera facilitar su lectura y promover la fabricación, el uso y la compra de aparatos electrónicos más respetuosos con el medioambiente.
¿A qué se debe el cambio? Hasta ahora, las etiquetas se basaban en una directiva de 2010. En un principio, mostraban siete categorías que iban de la A (la más eficiente) a la G (la menos eficiente). Sin embargo, a lo largo de la década pasada la eficiencia de los dispositivos mejoró considerablemente, por lo que fue necesario crear tres categorías nuevas: A+, A++ y A+++.
En los últimos años, era habitual encontrarse con que gran parte de los dispositivos a la venta se encuadraban dentro de las categorías A (algo que hacía pensar que todos eran altamente eficientes y generaba confusión).
Para simplificar la categorización y adecuarla a las exigencias actuales, las nuevas etiquetas vuelven a tener siete categorías, de la A a la G. No guardan relación con las anteriores: un electrodoméstico que antes pertenecía a la clase A+++ ahora se integrará, como mucho, en la B. Esto no quiere decir que su eficiencia haya bajado: simplemente cambia la forma de clasificarla. Además, la categoría A quedará desierta, dejando margen para posibles mejoras.
Las etiquetas incorporan otras novedades, como un código QR para consultar información adicional o nuevos pictogramas que dan información sobre el uso del agua, la capacidad de almacenamiento o el ruido que producen.
Este cambio afecta a frigoríficos y congeladores, lavavajillas, lavadoras, televisores y otras pantallas externas. El 1 de septiembre habrá nuevas etiquetas para bombillas y lámparas.
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