“Desde nuestro primer encuentro, percibí que entre ellos y yo existen muchas cosas en común. Ambos, por ser diferentes, hemos sufrido el dolor que se siente al ser rechazado. También, hemos luchado con amor por ser reconocidos y aceptados. Nuestro lenguaje fue común desde las primeras palabras. A pesar de sentir en algunos momentos de nuestras vidas la indiferencia y el rechazo como lanzas que tratan de aniquilar nuestros sueños y valores, reconocemos que a pesar del rechazo tenemos mucho que aportar en nuestro anhelo de alcanzar un mundo mejor”, declara Elizabeth, quien ha luchado contra el bullying y el rechazo a lo largo de su vida.
La comunidad indígena Mazahua posee valores como la humildad, el respeto, la empatía y la responsabilidad que ellos colocan por encima del rechazo que reciben. Y fueron precisamente esos valores y el amor por sus tradiciones lo que más impresionó a Elizabeth y su familia. A raíz de esa visita, su ministerio “Nace una Esperanza” ha adoptado a la comunidad indígena por lo que se avizoran muchos años de trabajo en conjunto para mejorar las condiciones de vida de la comunidad Mazahua y para poner un granito de arena en la conservación de los valores culturales de la comunidad.
Es importante conocer que debido a la discriminación y rechazo que diariamente enfrentan, la comunidad indígena Mazahua ha visto tanto su lengua como su cultura en peligro de extinción. Elizabeth quiso animarlos con un mensaje contundente: que reconozcan sus valores, que crean que son únicos y que tienen mucho que aportar a una sociedad que cada día se aleja más de los valores tradicionales y por consiguiente, se corrompe y autodestruye.
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